¿Por qué fallan muchas películas o videojuegos? Sin duda, hay muchas razones posibles para responder a esta pregunta cuando nos encontramos ante una obra audiovisual que no nos gusta, pero hay una máxima que nunca falla, y es que unos buenos personajes son la base de un buen relato. Si lo construimos mal, es imposible que la historia funcione. Por eso, vamos a dar las claves que hacen que funcionen.
1. Personajes redondos frente a planos
Según la clasificación de Forster, los personajes redondos son aquellos que presentan múltiples rasgos de personalidad, algunos de los cuales puede, incluso, contradecir los unos a los otros. Es decir, son personas de mentalidad compleja. Por otra parte, los planos no tienen mucha profundidad, más que algún rasgo concreto. Por lo tanto, los protagonistas deben ser siempre redondos, y dejar los otros para secundarios o roles en los que no se centre mucha capacidad dramática.
2. La credibilidad y la coherencia como eje fundamental
Al principio del relato se presenta a los personajes y al mundo en el que viven. A partir de ahí, se debe mantener la coherencia en todo momento para que resulte creíble, de tal forma que tome decisiones siempre dentro de ese mapa físico y mental que hemos trazado. No tiene sentido, por ejemplo, que tengamos a un hombre que sea capaz de leer la mente y que en un interrogatorio importante no use este poder, salvo que esté justificado por otros aspectos. O una madre que ama mucho a sus hijos, pero decida tracionarlos sin motivo, cuando antes hemos visto que era una persona leal y fiel.
El lenguaje también es muy importante. Si una persona de es un país concreto, o de otra generación, siempre debe expresarse de manera coherente en este sentido. Si nos presentan a una mujer recién llegada de Cuba y habla con acento francés nadie se lo creería y no funcionaría en absoluto.
3. El camino provoca una evolución
En toda buena historia, la persona que se nos presenta al principio es distinta que la del final. A medida que avanza y va sorteando los problemas que le ofrece la trama va creciendo como persona y evolucionando.
4. La perfección no es divertida ni interesante
Los personajes perfectos y que lo hacen todo bien aburren. Deben siempre enfrentarse a contratiempos que les supongan un reto, y que en ocasiones parezcan imposibles de superar. Un personaje como Superman, que parece invencible, tiene que rivalizar contra villanos que lo ponen en serios aprietos, si no fuera así sería una historia aburrida y sin el menor interés.
5. Lejos de los estereotipos
Seguro que, si analizamos muchas de las películas, series o videojuegos que no nos gustan, en muchos descubriremos que están compuestos por personajes llenos de clichés, sin profundidad ni conflictos serios. Por ejemplo, seguro que nos suena mucho la siguiente historia: un policía que se ha retirado porque su compañero murió y su mujer le abandonó y que está alcoholizado, hasta que debe volver a realizar una misión porque es el único capaz de solucionarlo.
En definitiva, un personaje debe ser único, con características y personalidad distinta del resto. Esto es lo que hace que su nombre se recuerde y que trascienda. Jack Sparrow, Darth Vader, Rick Deckard o Eduardo Manostijeras son ejemplos claros de lo que hemos comentado, y nunca habrían funcionado igual si no se hubiesen cumplido las ideas básicas que hemos expuesto.